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Último eco del Encuentro de Familia Oblata (laicos)

Compartimos el "último" de los ecos que ha dejado el Encuentro de Familia Oblata. Ha habido muchos más, tantos como participantes. Sin embargo, nos detenemos aquí e invitamos a todos a seguir compartiendo impresiones a través de los comentarios a los ecos ya presentados.

El testimonio es de Mª José Pérez, laica oblata de Jaén.
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María José comparte su experiencia

El Encuentro de la Familia Oblata de este año se me ha hecho especialmente corto y supongo que será por la variedad de actividades que hemos tenido. Las más de 70 personas (de España, Italia y Méjico) hemos disfrutado de charlas; actividades más dinámicas, como la yincana o un viaje en el tiempo; un acto penitencial y una visita guiada a la Catedral. Todo centrado esta vez en el lema “Llamados a crecer: Hombres, Cristianos, Santos”.

En la charla del Padre Gilberto, sobre la humanidad de Dios, descubrimos que gracias a que Jesús se hizo hombre, nosotros podremos algún día disfrutar de la divinidad de Dios.

Raquel, con su charla sobre las etapas del cristiano, nos hizo profundizar en nuestra relación con Dios, ver en qué punto nos encontramos en ese camino que nos lleva a Dios.

Hicimos un viaje en el tiempo, del siglo I al siglo XXI, de la mano de Marta, Mateo, Pablo y Pedro, el cual fue bastante divertido pero un poco triste también porque nos dimos cuenta que, en la actualidad, se conoce muy poco o nada a Jesús de Nazaret.

Mª José en un momento de formación con la Familia Oblata de Jaén

El momento más divertido de todos, sin duda, fue el de la yincana. Ese sábado por la noche (que armamos más jaleo que los niños en el patio de un colegio) en el que la gente, por grupos, corría de un lado a otro (con lo largos que son los pasillos en el seminario de Jaén) buscando pruebas, pruebas que estaban en pasillos inexistentes o que ya no se encontraban en su lugar correspondiente porque algún participante, sin querer o queriendo, las cambiaba de sitio. Aunque quienes nos reímos más fuimos los que nos quedamos en la sala de conferencias viendo como se divertían y reían hasta no poder más las organizadoras de todo este jaleo, que eran Maria del Mar y Asun, las oblatas, y Kiky, la representante de todos los laicos de España (tan respetables y formales como guasonas las tres).

Muy emotiva fue la puesta en escena que hicieron los más jóvenes sobre la penitencia, una representación del perdón de Dios muy clara y que llegaba directa al corazón.

El fin de semana terminó con una misa en la S. I. Catedral y posterior visita guiada, en la que se nos explicó la historia de su creación y tuvimos el privilegio de andar por los balcones de la parte superior desde donde se tienen unas vistas de la Catedral impresionantes. Aunque para los jiennenses lo que más nos emocionó, al menos a mí, fue ver celebrar la Eucaristía por tantos sacerdotes oblatos en la que presidía nuestro paisano, el padre David, todo un orgullo.

Pues así fue el Encuentro de este año de la Familia Oblata. Deseando que llegue el del año que viene.

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