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50 AÑOS DE PRESBITERADO DE JOAQUÍN

30 diciembre de 2010

Antes de que terminara el año, los oblatos del escolasticado internacional querían celebrar los 50 años de presbiterado de Joaquín Martínez, omi, uno de los formadores. 

Y lo hicieron de una forma sencilla y emotiva. Como no podía ser de otra manera todo comenzó con la celebración de la Eucaristía. En el rito de apertura Joaquín encendió cinco mechas y cada una de las cinco llamas representaba un decenio de su vida presbiteral.

Se ve que hay mucho fuego en esa vida porque se tuvo que apagar a soplidos al poco tiempo por el riesgo de incendio del aparato que sostenía las mechas.

En la homilía Joaquín hizo referencias emocionadas a diversas etapas de su camino vocacional que comenzaba con su familia y pasaba por las diversas misiones a las que la obediencia le fue llevando. 

Recordando el dibujo que él mismo preparó para los recordatorios de su ordenación, nos presentó su vocación sacerdotal con la imagen de “María que recibe al mundo para donarlo”; un Cristo Redentor que es el verdadero protagonista de cada vida presbiteral. Los escolásticos prepararon una sencilla liturgia, bien cantada y vivida con espíritu de acción de Gracias a Dios por sus obras.

Y después de la Eucaristía, un ratito en la sala de comunidad donde los escolásticos dirigieron emotivas palabras: Joaquín pudo escuchar cómo es querido como oblato, sacerdote y formador. 

Unos cuantos regalos (entre otros el último libro del Papa y un ordenador nuevo) precedieron a un pequeño montaje fotográfico que recorría la vida de Joaquín desde sus orígenes, con fotos de sus padres y hermanos, hasta los días de Roma como formador y Postulador General.

 
Participaron en la fiesta algunos miembros de la comunidad de la Casa General y los pocos del Consejo General presentes en Roma junto con el ex Superior General, el P. Guillermo, que vive sus últimos días antes de abandonar Roma rumbo a Latinoamérica. Y unos cuantos amigos de los muchos que Joaquín tiene en Roma. Entre ellos una religiosa que fue la que regaló a Joaquín, y con él a todos los demás, una rica paella para que hubiera algo de acento español en la fiesta. Por cierto que hablar de arroz y ver la ilusión brillar en los ojos de nuestros escolásticos romanos es todo uno, más todavía si este arroz viene con tan buenos acompañantes que completan el plato de origen levantino.

En fin, que el año termina con una bonita fiesta para nuestro Postulador General que, Dios mediante, seguirá trabajando con ilusión para llevar a buen puerto los dos proyectos que más le entusiasman: la Beatificación de los Mártires Oblatos españoles y la inclusión en el Calendario Universal de la Iglesia de la Fiesta de San Eugenio de Mazenod. 

Y quien sabe si el año que comienza la campanada sonará haciendo realidad estos dos sueños perseguidos desde hace tanto tiempo y en los que Joaquín está dedicándose con toda pasión. Gracias Joaquín y adelante.



Comentarios

  1. Muchas felicidades Joaquín,
    que el Señor te siga fortaleciendo y bendiciendo en tu camino.
    un abrazo

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  2. María Coromoto Díaz de Govea.enero 07, 2011 2:50 a. m.

    Querido Joaquín, mis más sinceras felicitaciones por tan importante acontecimiento que no es más que un signo de tu vocación y entrega desinteresada por los demás. Que Dios te bendiga.

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