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OMP habla de los Oblatos

Tres oblatos en el Sahara

OMPRESS-MADRID (25-11-10) El padre Mario León Dorado, Oblato de María Inmaculada, es administrador apostólico del Sahara Occidental. A su paso por la sede de la dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias ha compartido con OMPress sus vivencias y lo que significa ser, tanto él como sus dos compañeros de la comunidad oblata saharaui, la presencia de la Iglesia en el Sahara.

Las dos parroquias de que se ocupan los oblatos están en El Aiún y en Dakhla. Los cristianos apenas llegan a los 350 en toda la región, todos extranjeros, porque para la gran mayoría de los saharauis cristiano es igual a extranjero.

Son miembros de Naciones Unidas o trabajadores de empresas extranjeras. Por eso la misa es en inglés y a ella acuden también protestantes… Porque, como cuenta el padre Mario, muchos de estos extranjeros se quedan perplejos cuando llegan a un sitio “tan alejado de todo” y encuentran una iglesia abierta que además tiene misa. El idioma es un problema, además del árabe clásico de la prensa y la televisión, existen tres dialectos del árabe (saharaui, marroquí y bereber), el inglés, para la liturgia, y el francés, para la administración.


La historia de los últimos años de esta zona es triste. La prefectura del Sahara, encomendada a los oblatos, se creó en 1957 para atender a la comunidad española que aumentó mucho en aquellos años. En 1975, casi todos los españoles se van… y, de hecho, la comunidad oblata tuvo que firmar un documento de exención de responsabilidades. El gobierno español, al irse, ya no se hacía responsable de lo que les pudiera pasar a aquellos curas. Y allí se quedaron en medio de una guerra que duró hasta 1991. La historia del odio de aquella época se vuelve a reproducir estos días.
Los tres sacerdotes, jóvenes, dos españoles y un congoleño, viven una “iglesia de desierto”, en el sentido más religioso de la expresión, pero también conviven en el día a día con la gente. Y en esto, tampoco se diferencian tanto del acompañamiento que pueda hacer el párroco de un pueblo de Castilla. Son la presencia de Cristo en las arenas.

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