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Leido en JovenesOblatos.com.ar

CORAZÓN NUEVO, LA GRACIA DE LA RECONCILIACIÓN

Primer Sábado del Capítulo con sesiones y emociones. Además del original informe de Europa tuvimos hoy los informes de los Hermanos Oblatos y el de los Laicos Oblatos. Interesante cómo en ambos informes se repitieron las palabras corresponsales y complementarios. Tanto los hermanos como los laicos que presentaron sus informes a los capitulares quieren así expresar su pertenencia plena a la familia y misión oblata. Precisamente los dos laicos que venían de Uruguay presentaron las propuestas de la Comisión de Laicos y Oblatos. Son Omar y Laura, un matrimonio de laicos oblatos que con gusto nos compartirán mañana su experiencia en el Capítulo. Hoy le damos la palabra a Hipólito Olea, oblato mexicano que trabaja en Guatemala y que es uno de los moderadores del capítulo, los que nos ayudan a hacer las discusiones de forma ordenada y a cumplir con la agenda marcada cada día.

“Quiero compartir con ustedes algunas experiencias sobre el Capítulo General que se lleva a cabo en Roma. Como cada seis años, los Superiores Mayores y algunos oblatos delegados de todo el mundo se han reunido para reflexionar sobre la situación y reorientar la misión. ¡Son casi noventa! Lo particular de este capítulo es el tema: CONVERSIÓN. Cierto que todos hemos escuchado esta palabra; vamos, no solo eso, sino que la habremos puesto en práctica. Sin embargo, terminando la primera década del milenio, casi noventa misioneros, compañeros de camino de muchos que quieren seguir a Jesús, han decidido abordar el tema de manera seria, sistemática y profunda.
Esta tarea no es pequeña: la misión de los próximos días consiste en profundizar desde nuestras raíces sobre la identidad: ¿quienes somos? ¿Para qué hemos sido llamados? ¡Somos misioneros! Y en nuestra familia, OBLATOS DE MARÍA INMACULADA. Hemos sido llamados para comunicar la Buena Noticia - que es el Buen Jesús, nuestro amigo... nuestro hermano... ¡NUESTRO SEÑOR! Y anunciar esto a los más abandonados. ¿Cómo podemos responder mejor a este llamado? Hemos de ser sinceros en nuestra respuesta al llamado que hemos recibido de Jesús, al estilo de san Eugenio de Mazenod.

Dos oblatos de tierras lejanas nos ofrecieron algunas pistas inspiradores. Desde las montañas de Lesotho el padre EMILE MOTHEAPHALA de Lesotho nos convidó a reflexionar sobre la importancia del encuentro personal con el amigo Jesús en la oración - citando nuestra hermosa Constitución 33, sobre la oración cotidiana, silenciosa y prolongada. Y es que si uno no recarga las pilas en este encuentro, ¡no se puede ser misionero! Y nuestro querido hermano, el Cardenal Francis George, Oblato de María Inmaculada y Arzobispo de Chicago, nos habló de la conversión con palabras familiares y profundas, pero de una manera sencilla, y nos recordó sobre una reflexión de la región de Asia de un capítulo anterior: no hay mayor pobreza que no conocer a Cristo.
Les dejo con mi conclusión personal: ¡COMPARTAMOS LA MAYOR RIQUEZA QUE TENEMOS! ¡DEMOS A CONOCER A CRISTO!

P.D. ¿Por dónde empezamos? Creo que por las cosas sencillas de cada día - y por supuesto, por el testimonio de cada uno. Así que, como decimos en Guatemala: ¡pongámonos las pilas! ¡DIOS CON NOSOTROS”


Al final de la tarde, los capitulares tuvieron tiempo para compartir lo que estaba significando el capítulo para ellos después de esta primera semana. Se nos invitaba a identificar las llamadas de conversión escuchadas. Y nada más terminar ese momento celebramos una emotiva ceremonia de la reconciliación. El Cirio Pascual y la Cruz de oblación de San Eugenio de Mazenod eran símbolos que tocaban el corazón. Nos reconocíamos necesitados de conversión pidiendo perdón por nuestros pecados y teniendo presente las debilidades de todos los que forman la familia oblata. Los textos del Prefacio y las Constituciones y Reglas nos ayudaron a reconocernos pecadores y a experimentar el Amor bondadoso de Dios Padre que nos regala su perdón. El Sacramento del perdón nos da la fuerza y la confianza para afrontar los próximos días con un corazón purificado.

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